«¿Por qué cree que siempre llegan a la ronda final de las World Series de póker los mismos cinco tipos TODOS LOS AÑOS? ¿Porque son los más afortunados de Las Vegas? No, porque se trata de un juego de habilidad».
– Mike McDermott (Matt Damon), en la película Rounders 1998
Es cierto, toda inversión implica riesgos. El increíble número de variables, la alta volatilidad y la imprevisibilidad de los diversos mercados hacen que las aguas del mundo financiero sean complicadas de navegar. Y sin embargo, como en la cita de arriba, quienes dominen las habilidades de la inversión obtendrán beneficios a lo largo del tiempo. Los inversores que están preparados para asumir riesgos calculados y dedican tiempo a conocer las fuerzas que dirigen los distintos instrumentos financieros tendrán la oportunidad de llegar a la cima.
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Obtener beneficios no es tarea fácil, pero a medida que los inversores se vuelven más competentes a la hora de detectar patrones y adoptar comportamientos de inversión más inteligentes, incrementan sus probabilidades de tomar buenas decisiones. La analogía con el póker resulta bastante apropiada, pues los jugadores amateurs a menudo se fían de la suerte y lo que hacen básicamente es «jugársela», mientras que los profesionales saben calcular los riesgos y, lo que es más importante, cuándo retirarse. El mundo de la inversión, en cambio, es más complejo, para bien o para mal. Si, al jugar al póker, todas las posibilidades están ahí, en la baraja que hay sobre la mesa, en la inversión existen fuerzas que no se pueden pronosticar.
Por otra parte, la inversión ofrece más instrumentos y posibilidades de ganar que el póker. El mundo del póker es binario: o tiene la mejor mano y gana, o pierde al retirarse o al ser vencido por una mano mejor. En cambio, en la inversión, cada situación cuenta con multitud de posibles resultados. Puede convertir una previsión negativa sobre un determinado activo en una mano ganadora al realizar una venta corta, o puede recoger beneficios cerrando una operación antes de que un escenario concreto se consuma por completo.
La clave es saber gestionar los riesgos. El cálculo del riesgo es lo que distingue a los inversores de éxito de los jugadores. Por supuesto, nadie gana siempre, e incluso es conocido que inversores de fama mundial, como George Soros o Warren Buffett, han perdido grandes sumas de dinero, pero tienen una estrategia a largo plazo, saben cómo cubrir sus inversiones; además, hay que darse cuenta de que a veces hay que perder para luego ganar, y que una decisión tomada inoportunamente puede provocar mayores pérdidas.
En eToro, cada inversor tiene una clasificación de riesgo única, que mide su comportamiento en relación con la toma de riesgos. Los inversores se clasifican en una escala de 1 a 10, siendo 1 el valor más bajo. Por tanto, al copiar a inversores en eToro, puede elegir a quién copiar según su propia tolerancia al riesgo y otros factores, como la diversidad en sus inversiones. Lo bueno es que estos inversores ya han calculado sus riesgos y han tomado decisiones en consonancia.
No hay una forma rápida de convertirse en un buen inversor. A algunos se les da mejor que a otros, pero todos los inversores de éxito han dedicado mucho esfuerzo a formarse y a aprender a gestionar los riesgos. Es cierto que algunos han podido tener suerte en el pasado y haber obtenido increíbles beneficios con solo una o dos operaciones, pero son casos aislados y suelen ser inversores que lo pierden todo posteriormente. Los buenos inversores conocen su propia tolerancia al riesgo y están preparados para perder aquello que arriesgan. No obstante, conocer los riesgos y, lo que es más importante, saber cuánto riesgo está dispuesto a asumir, puede determinar su éxito como inversor. Al igual que en el póker, hay mucha psicología involucrada, por lo que quienes llegan a las rondas finales nunca son los que se la juegan, sino aquellos que saben gestionar sus riesgos.