La Ley CHIPS: por qué Estados Unidos destina miles de millones a la industria de los semiconductores

La escasez mundial de semiconductores, que comenzó durante las primeras etapas de la pandemia de COVID-19, ha causado una gran cantidad de problemas en la cadena de suministro en los últimos años. Los semiconductores o «chips», como se les suele llamar, alimentan casi todos los dispositivos electrónicos de hoy en día y la escasez ha provocado una menor disponibilidad de teléfonos inteligentes, ordenadores portátiles, consolas de juegos, dispositivos médicos, vehículos eléctricos y muchos otros productos electrónicos.

En un esfuerzo por evitar una escasez de chips similar en el futuro, varios países, entre ellos Estados Unidos, están impulsando en la actualidad la fabricación nacional de semiconductores para no depender tanto de países como Taiwán, que actualmente produce alrededor del 90 % de los chips más avanzados del mundo, y Corea del Sur.

Estados Unidos sigue siendo el líder mundial indiscutible en el diseño de semiconductores gracias a empresas «sin fábrica» como Nvidia, Qualcomm y Advanced Micro Devices, que diseñan chips, pero no los fabrican. Sin embargo, tiene carencias en el campo de la fabricación, debido a la falta de «plantas de fundición» (empresas que se dedican exclusivamente a la fabricación de semiconductores, como Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) y de fabricantes de dispositivos integrados (empresas que diseñan y fabrican chips, como Intel y Samsung). En la actualidad, Estados Unidos solo produce alrededor del 10 % de los chips a nivel mundial (frente a un 40 % aproximadamente en 1990) y ninguno de los chips más avanzados. Esta situación no es idónea. Sin instalaciones de fabricación de chips en su territorio, el país es vulnerable en varios niveles.

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La fabricación de semiconductores: crucial para la seguridad nacional

Mientras que una posible escasez de productos electrónicos de consumo relacionados con los chips podría ser un gran problema para los Estados Unidos en el futuro, hay algo más importante en juego, y es la seguridad nacional. Esto es así porque, en la actualidad, todos los principales sistemas y plataformas de defensa de Estados Unidos dependen de los semiconductores para su funcionamiento. Los sistemas de radar, los satélites, los aviones de combate, los drones, los misiles, los sistemas de comunicación… todos ellos dependen de los chips. Sin un acceso seguro a los semiconductores de última generación, la capacidad del país para defenderse a sí mismo y a sus aliados se vería comprometida. Por tanto, la dependencia de Taiwán en cuanto a chips es un riesgo real desde el punto de vista defensivo.

El problema se amplía con el hecho de que China se ha perfilado como una importante barrera estratégica para Estados Unidos. Está invirtiendo notablemente en sus propias fuerzas militares y ha establecido el objetivo de construir un ejército «completamente moderno» para 2027, sobre la base de áreas tecnológicas como la inteligencia artificial (IA), la computación cuántica, la hipersónica y la microelectrónica. Esto tiene muy preocupado al gobierno de Estados Unidos, sobre todo ahora que China busca recuperar Taiwán.

Como dijeron el año pasado el presidente y el vicepresidente de la Comisión Nacional de Seguridad sobre Inteligencia Artificial (NSCAI): «No queremos exagerar la precariedad de nuestra posición, pero teniendo en cuenta que la gran mayoría de los chips de última generación se producen en una sola planta separada por solo 177 kilómetros de agua de nuestro principal competidor estratégico, debemos reevaluar el significado de la resistencia y la seguridad de la cadena de suministro».

El coste de establecer una planta de fabricación de semiconductores

Por tanto, está claro que Estados Unidos necesita urgentemente más plantas de fundición y fabricantes de dispositivos integrados. Sin embargo, la cuestión aquí es que construir una planta de fabricación de semiconductores no es fácil. Puede llevar entre tres y cinco años poner en funcionamiento una planta y su coste oscila entre los 10 000 y los 20 000 millones de dólares. Por eso las empresas de chips suelen organizar sus actividades en torno al diseño o a la fabricación. La especialización en una de las dos áreas les permite ser más eficaces.

53 000 millones de dólares en financiación pública

Para incentivar a las empresas de chips a que construyan plantas en su territorio, el gobierno de Estados Unidos ha promulgado recientemente la Ley CHIPS y Ciencia, también conocida solo como «Ley CHIPS». Se trata de un proyecto de ley histórico que canalizará la enorme cantidad de 52 700 millones de dólares hacia la fabricación nacional de semiconductores. En ella se incluyen 39 000 millones de dólares en incentivos a la fabricación, 13 200 millones de dólares en investigación y desarrollo (I+D) y formación de la mano de obra, y 500 millones de dólares para ofrecer seguridad en las tecnologías de la información y la comunicación a nivel internacional y en las actividades de la cadena de suministro de semiconductores. También ofrece un crédito fiscal a la inversión del 25 % para los gastos de capital destinados a la fabricación de semiconductores y material relacionado.

Este proyecto de ley debería ayudar, en última instancia, a fortalecer la investigación y la fabricación de chips en Estados Unidos, las cadenas de suministro y la seguridad nacional, así como garantizar que Estados Unidos continúe siendo líder en las industrias del futuro, como la nanotecnología, la energía limpia, la computación cuántica y la IA.

Otros países también están invirtiendo miles de millones en chips

Merece la pena observar que Estados Unidos no es el único país que está canalizando una cantidad importante de fondos hacia la fabricación nacional de chips en estos momentos. Ya en febrero, Europa (que depende en gran medida de la producción de chips para sus industrias automovilística e industrial) anunció la Ley Europea de Chips en un esfuerzo por abordar la escasez de semiconductores y ayudar al bloque a convertirse en líder tecnológico. Esta ley permitirá destinar más de 43 000 millones de euros a la fabricación de chips de aquí a 2030. El objetivo europeo es conseguir que empresas como Taiwan Semiconductor Manufacturing Company y Samsung construyan plantas de fabricación en todo el continente.

Mientras tanto, en Japón, el gobierno está dispuesto a ayudar a la Taiwan Semiconductor Manufacturing Company en la construcción de una nueva planta de chips de 7000 millones de dólares. La construcción de esta planta está fijada para que comience este año y la producción para finales de 2024. Dicha planta suministrará chips a los fabricantes de dispositivos electrónicos y a las empresas de automoción de Japón.

¿Cuáles son las acciones de semiconductores que podrían beneficiarse de la Ley CHIPS?

Esta enorme cantidad de fondos destinados a la fabricación nacional de chips en Estados Unidos podría beneficiar a numerosas empresas de semiconductores. Estas son algunas acciones que podrían beneficiarse de la Ley CHIPS:

  • Intel. Intel es la mayor empresa de semiconductores del mundo por sus ingresos y recientemente se comprometió a invertir 20 000 millones de dólares en la construcción de una megaplanta de fabricación de chips en Ohio. Tiene previsto construir como mínimo dos plantas de fabricación en un emplazamiento de unas 400 hectáreas, donde investigará, desarrollará y fabricará chips informáticos de última generación. En el futuro tiene la posibilidad de ampliarlo a 800 hectáreas con hasta ocho plantas de fabricación.
  • Micron. El especialista en chips de memoria, Micron, ha anunciado una inversión de 40 000 millones de dólares en la fabricación de memorias de última generación en Estados Unidos. Solo esta inversión hará que la cuota de mercado de Estados Unidos en la producción de chips de memoria pase de menos del 2 % a hasta el 10 % en la próxima década.
  • Qualcomm. El gigante de la tecnología inalámbrica Qualcomm ha anunciado una nueva alianza con GlobalFoundries que incluye 4200 millones de dólares para fabricar chips mediante la ampliación de las instalaciones de GlobalFoundries en el norte del estado de Nueva York. Esto le ayudará a aumentar la producción de semiconductores en Estados Unidos hasta un 50 % en los próximos cinco años.
  • Applied Materials. Applied Materials es el mayor fabricante de herramientas para la obtención de semiconductores. Sus soluciones de ingeniería se usan para crear prácticamente todos los chips de hoy en día. Por tanto, la demanda de sus servicios podría aumentar a medida que las empresas deslocalicen sus operaciones.
  • KLA. Los equipos de control de procesos de KLA, que son usados por empresas como Intel, Taiwan Semiconductor Manufacturing Company y Samsung, son absolutamente cruciales para la producción de semiconductores de vanguardia. Por lo tanto, la empresa podría desempeñar un papel fundamental en la construcción de plantas de fabricación de chips en Estados Unidos.

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