ETF significa «Exchange Traded Fund», en español sería fondo cotizado. Es decir, un fondo que cotiza en una bolsa.
El fondo puede estar compuesto por acciones, bonos, materias primas u otros activos que se añaden a una cesta de valores. El fondo puede incluir diversas acciones de muchos campos, o basarse en un índice específico, o tener acciones centradas en un determinado sector, como energía, inmobiliario o asistencia sanitaria, por nombrar algunos.
Los ETF cotizan en bolsas de todo el mundo y se invierte en ellos como si fueran acciones. Al igual que una acción, un ETF tiene su símbolo bursátil, y puede comprarse y venderse a lo largo del día.
Existen aproximadamente unos 7600 ETF en la actualidad, y 2200 de ellos son estadounidenses.
Su capital está en riesgo.
¿Qué es la inversión en valor?
La inversión en valor es una estrategia en la que una persona busca invertir en empresas disponibles en el mercado a un precio inferior a su valor intrínseco. El valor intrínseco se calcula como el valor del flujo de tesorería total que la empresa producirá a lo largo de su vida útil actualizado a una tasa razonable. Cuando la diferencia de precios es amplia, existe un «margen de seguridad», que reduce el riesgo de pérdida de capital permanente. Por lo general, el margen de seguridad lo tendrán las empresas que presentan un múltiplo más bajo en algunos criterios, como relación entre precio y beneficios (P/E), relación entre precio y ventas (P/S), relación entre precio y valor contable (P/B) y alto rendimiento del capital invertido (ROIC).
ETF de valor
El objetivo de los ETF de valor es invertir principalmente en un grupo de empresas que se consideran infravaloradas en cuanto a su valor de mercado real. En cambio, los ETF de crecimiento buscan invertir en empresas que se espera que crezcan a un ritmo más rápido que el del mercado general de valores. Los inversores esperan que tanto los ETF de valor como los de crecimiento obtengan rentabilidades superiores a la media. La decisión de elegir uno u otro depende en gran medida de los objetivos de inversión, las tolerancias al riesgo y el estado actual del portafolio de inversión.
Por ejemplo, si una persona puede tolerar la fluctuación y la volatilidad del mercado, entonces un ETF de crecimiento podría ser adecuado para ella, pero si otra persona prefiere una inversión más conservadora, un ETF de valor podría ser lo correcto.
Los ETF de valor ofrecen crecimiento a largo plazo y también dividendos. La rentabilidad del dividendo sobre los ETF de valor puede traducirse en ingresos estables y previsibles que supongan una gran parte del rendimiento de los accionistas que invierten en ETF de valor.
Identificación de una inversión en valor
Existen algunos criterios generales que los inversores utilizan para encontrar una inversión en valor.
Relación entre precio y beneficio: también conocido por su sigla en ingles P/E, esta métrica ayuda a los inversores a determinar el valor relativo de una acción. La fórmula consiste en dividir el precio actual de las acciones entre los beneficios por acción. Por ejemplo, si el precio por acción es de $30 y los beneficios por acción son de $3, la relación será 10. Una relación más baja suele indicar una acción más infravalorada.
Relación entre precio y valor contable: esta relación divide el precio actual de la acción por su valor contable por acción para determinar si la acción está sobrevalorada o infravalorada. El valor contable de una empresa se determina restando el pasivo total del activo total. El valor contable es una estimación más conservadora del valor de la empresa, en lugar del valor de mercado, que viene determinado por cuánto están dispuestos los inversores a pagar ahora por una acción según los beneficios futuros esperados de la empresa.
Si la relación entre precio y valor contable es de aproximadamente 1, significa que la acción en cuestión cotiza cerca de su valor contable. Sin embargo, una relación de 0,5 resultaría atractiva para un inversor en valor, pues indica que el valor de mercado de la acción en cuestión cotiza a un valor inferior a su valor contable.
Relación entre deuda y capital: este parámetro explica cómo se financia la empresa. ¿Procede la mayoría de su capital de deuda o de los accionistas?
Un ejemplo de esta relación sería una empresa cuya deuda es de 70 millones de dólares y su capital es de 150 millones de dólares. En este caso, la relación sería de 0,47, lo que significa que por cada dólar de capital hay 47 céntimos de deuda. El que una relación mayor o menor sea buena varía dependiendo de cada industria.
Rentabilidad del dividendo: este parámetro muestra el importe de los dividendos que un inversor recibiría anualmente de la empresa, expresado como una tasa porcentual. La fórmula es el dividendo anual, dividido por el precio actual de la acción y luego multiplicado por 100. Una rentabilidad de dividendo más alta significa que el inversor recibe mayores dividendos de la empresa por menos dinero.
Un ejemplo de esto sería una acción que vale $80 cuyo dividendo anual sea de $4 por acción. Tras dividir el dividendo por el precio de la acción y multiplicarlo por 100, obtenemos una rentabilidad del dividendo del 5%, que se considera muy buena.
Flujo de tesorería disponible: se trata del efectivo que una empresa tiene a mano después de pagar sus gastos de explotación y gastos de capital.
Aunque todos estos parámetros pueden ayudar a encontrar acciones de valor, no garantizan que la inversión acabe teniendo éxito.
Ventajas de la inversión en ETF
Algunas de las ventajas de invertir en ETF serían las siguientes:
Diversificación: Los ETF son una cesta de activos que permite a una persona diversificar sus inversiones con facilidad. Además, resulta ventajoso con respecto a la compra de una sola acción, porque en este caso el inversor pone todos los huevos en la misma cesta.
Ahorro de tiempo: Aunque un inversor individual puede diversificar sus inversiones, de forma similar a un ETF, esa persona estará obligada a comprar cada acción por su cuenta, mientras que a través de un ETF toda la cesta se compra al mismo tiempo.
Coste: Los ETF permiten a un inversor ser titular de muchos valores por una fracción de lo que le costaría comprar cada una de las acciones por su cuenta. Esto significa que por un precio reducido, un inversor tiene posiciones en muchas empresas. Esto difiere de un fondo de inversión, que normalmente requiere una inversión mínima, que puede ser de cientos o miles de dólares. Por ejemplo, pongamos por caso un fondo de inversión que requiere una inversión mínima de $2000. Por el mismo precio, como se verá a continuación, podría comprar casi 30 acciones del ETF iShares Core S&P Value, que se vende por unos $70 la acción.
Transparencia: En los ETF, el inversor sabe exactamente lo que está ocurriendo en todo momento, mientras que en los fondos de inversión los beneficios solo se anuncian periódicamente.
Se puede comprar como una acción: puede comprar a lo largo del día y conocer el precio de compra exacto. También puede ejecutar operaciones más sofisticadas. Con un fondo de inversión, solo hay un precio a lo largo del día, independientemente de cuándo se realice la compra.
Gestión profesional: en lugar de dedicar tiempo a investigar empresas, leer artículos y recomendaciones sobre qué acciones comprar, en este caso un gestor de fondos profesional elegirá las acciones, lo que le ahorrará tiempo y esfuerzo. El trabajo de este profesional consiste específicamente en decidir qué valores formarán parte del fondo.
Ejemplos de ETF de valor
Algunos ejemplos de ETF de Vanguard incluyen a Vanguard Value ETF, que se basa en Vanguard Value Index Fund, que emplea un enfoque de inversión indexado creado para rastrear el rendimiento del CRSP US Large Cap Value Index. Este índice consta de acciones de valor, principalmente de grandes empresas estadounidenses.
Vanguard Small-Cap Value ETF se basa en el Vanguard Small-Cap Value Index Fund, que rastrea el rendimiento del CRSP US Small Cap Value Index, incluyendo una gama de acciones de empresas estadounidenses más pequeñas. Este fondo pretende replicar al índice antes mencionado invirtiendo en la mayoría de las acciones del índice objetivo y dándole a cada una la misma ponderación proporcional que tiene en el índice.
Vanguard S&P 500 Value ETF invierte en las acciones del índice de valor SPX500, que consta de las empresas del índice SPX500.
Otros ETF basados en índices son ETF Russell 1000 de iShares, que se basa en el índice Russell 1000, que consta de empresas de capitalización media y alta. Las tres primeras participaciones del fondo pertenecen actualmente a Berkshire Hathaway, JP Morgan Chase y JNJ. Russell 2000 Value ETF de iShares se basa en el índice Russell 2000, cuyos activos son empresas de baja capitalización, y las tres primeras participaciones pertenecen actualmente a Darling Ingredients, GameStop y Cleveland Cliffs. En ambos casos, en torno al 50% de los activos proceden de los sectores financiero, industrial y sanitario, y cada uno de ellos se vende por unos $150 la acción.
Dos ETF de capitalización media específicos son Russell Mid-Cap Value ETF de iShares, que se basa en el Russell MidCap Value Index, y ETF S&P Mid-Cap 400 Value ETF, que se basa en el índice S&P Mid-Cap 400. Ambos se venden por unos $105 la acción, y los principales sectores de sus activos son el financiero, el industrial y el de consumo discrecional. En el primero, las tres primeras participaciones pertenecen actualmente a Twitter, Freeport Mcmoran y Ford, y en el último, a East West Bancorp, Steel Dynamics y Owens Corning.
Un ETF que incluye a empresas de todos los tamaños es Core S&P US Value ETF de iShares, que se basa en el índice de valor S&P 900, y que actualmente se vende por unos $70 la acción. Las tres primeras participaciones pertenecen a Berkshire Hathaway, JP Morgan y Walt Disney. En este caso, las 10 primeras participaciones y el desglose de los sectores a los que pertenecen los activos son por lo general similares al del fondo Russell 1000 Value ETF.
Su capital está en riesgo.
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