A principios de 2020, el COVID-19 comenzó a propagarse por todo el mundo. Como cada vez más países empezaron a notificar casos, los gobiernos comenzaron a cerrar sus fronteras y a restringir el movimiento dentro de sus países.
Muchas líneas aéreas, que se preparaban para las reservas habituales de primavera y verano, ahora se enfrentan a cancelaciones masivas y se han visto obligadas a desactivar numerosas rutas. Los fabricantes de aviones también se vieron en graves apuros, pues los pedidos se retrasaron o cancelaron y la fabricación tuvo que paralizarse por el confinamiento.
Las acciones relacionadas con las líneas aéreas registraron pérdidas de dos dígitos, e incluso algunas se desplomaron a unos precios que hacía años que no se alcanzaban. Aunque esto podría considerarse como una crisis, algunos inversores lo ven como un oportunidad.
Despegando de nuevo
Al final del 1T del 2020 se aprecia en los mercados globales el comienzo de una recuperación. Tras las terribles pérdidas de los tres primeros meses del año, abril resultó ser el mejor mes en Wall Street en más de 30 años, pues muchas empresas comenzaron a recuperar parte de las pérdidas sufridas por la pandemia.
La crisis sigue aún muy lejos de terminar, y aunque muchos países del mundo están empezando a levantar las medidas de confinamiento, aún pasará algún tiempo hasta que el sector de la aviación y las empresas relacionadas con él se recuperen por completo. Lamentablemente, también es muy posible que varias de esas empresas tengan que cerrar o vayan a la quiebra.
Pero este sector es fuerte, pues incluye a algunas de las empresas más grandes y consolidadas del sector de los viajes y la industria pesada. Por muy gravemente que esta crisis les haya afectado, hay empresas que han sabido capear el temporal y ahora están preparadas para recuperar su grandeza.
Los fabricantes de aviones
En Boeing, una de las empresas más populares del sector aeroespacial, sus más de 100 años de historia demuestran que ha sabido soportar las crisis financieras más graves de la historia moderna. Al principio, se creía generalizadamente que esta empresa buscaría la ayuda del gobierno. Sin embargo, a finales de abril, Boeing anunció que había recaudado por su cuenta bonos por valor de unos desorbitantes 25 mil millones de dólares de sus inversores, que le ayudarían a mantener la estabilidad a pesar de la crisis del coronavirus. Al mismo tiempo, la principal rival de Boeing, la empresa francesa Airbus, también comunicó unas pérdidas de 525 millones de dólares en el 1T de 2020, y podría buscar ayuda del gobierno.
Aunque ambas empresas han sufrido pérdidas masivas, seguramente seguirán adelante y reanudarán sus operaciones y rentabilidad anteriores cuando termine la crisis.
Las líneas aéreas
La factura más alta de toda la pandemia de COVID-19 quizá la hayan pagado las líneas aéreas. Estos gigantes incurren en enormes costes operativos, incluso sin que vuele un solo avión. No es de extrañar, por tanto, que solo en Estados Unidos, el gobierno concediera a las líneas aéreas ayuda para el pago de sus nóminas por valor de 25 mil millones de dólares. En total, las líneas aéreas estadounidenses experimentaron la pérdida del 95 % de las reservas en el primer trimestre de 2020.
United Airlines, que es una de las mayores líneas aéreas de Estados Unidos, comunicó unas pérdidas de 1700 millones de dólares en el 1T, su mayor pérdida trimestral desde la Gran Recesión de 2008, a pesar de recibir 5000 millones de ayuda del gobierno. Delta Airlines, la mayor aerolínea estadounidense por ingresos, tomó un camino similar a Boeing, y recaudó 3500 millones de dólares de sus inversores.
Sin embargo, esta crisis también sitúa a las líneas aéreas en una posición única. Muchos de los costes de las líneas aéreas se relacionan con el empleo. Los empleados de las líneas aéreas normalmente cuentan con la protección de importantes sindicatos, que ejercen una gran influencia sobre propietarios y directores. Hoy, su poder ha menguado notablemente, lo que ofrece a las líneas aéreas la oportunidad de reducir costes sin la oposición de los empleados.
El oro negro
No es ningún secreto que el mundo funciona, literalmente, con petróleo. Esto nunca se ha puesto tan de manifiesto como durante la pandemia de COVID-19. Todos los medios de transporte se vieron enormemente afectados y algunos se paralizaron por completo, lo que provocó un masivo descenso de la demanda. Las líneas aéreas no fueron una excepción: el combustible necesario para hacer volar los aviones de pasajeros proviene del crudo de petróleo, y las líneas aéreas suelen consumir cantidades ingentes. Por tanto, no fue ninguna sorpresa que cuando los aviones dejaron de volar, la demanda de petróleo cayera en picado.
Hacia el final del 1T de 2020, el mercado de petróleo experimentó la mayor crisis de su historia. Una demanda menguante y una guerra de precios temporal entre Rusia y Arabia Saudí bajaron los precios del petróleo a nuevos mínimos, lo que provocó que la propia materia prima, sus derivados y las empresas que dependen de ella sufrieran pérdidas masivas.
Sin embargo, es de esperar que los transportes acaben volviendo a la normalidad y los aviones de pasajeros necesiten combustible. ¿Bastará eso para reflotar los precios del petróleo a los niveles anteriores al coronavirus? Solo el tiempo lo dirá.
Invertir en el transporte aéreo
El futuro de este sector sigue siendo incierto. Algunos inversores creen que los precios podrían caer aún más, y lo consideran una oportunidad para posicionarse en corto en líneas aéreas y fabricantes de aviones. En cambio, otros inversores creen que lo peor ya ha pasado y que podría ser una buena oportunidad para comprar acciones de líneas aéreas y fabricantes de aviones con un descuento significativo. Como muchas acciones han llegado a perder hasta un 70-80 %, el ratio entre riesgo y recompensa resulta atractivo para muchos inversores si estas acciones acaban recuperando sus niveles de precio anteriores.
No se puede saber a ciencia cierta cuánto tardará la recuperación y qué actores seguirán en la partida una vez que termine la crisis actual. La vacuna para el coronavirus y el desarrollo de tratamientos aún tardarán algunos meses, lo que significa que las líneas aéreas no volverán a su plena capacidad por el momento, quizá ni siquiera antes del final de 2020. La única certeza es que esta crisis cambiará para siempre los sectores de líneas aéreas y viajes.