Muchos titulares, y no todos agradables, se han usado para referirse a este año. Para mí, ha sido un año de crecimiento rápido, curvas de aprendizaje masivas y humildad. Y estoy seguro de que no soy el único que piensa así.
Dedicamos el principio del año a lidiar con un número mareante de soluciones tecnológicas, crear una infraestructura que permitiera teletrabajar a nuestra plantilla de 1000 empleados y mantener operativa nuestra plataforma de inversión para millones de usuarios de todo el mundo. Y lo hicimos en algo más de un mes, una hazaña que, antes del coronavirus, hubiera sido completamente impensable.
Como muchos otros, en los últimos ocho meses, hemos operado e incrementado nuestro negocio, gracias a una red de herramientas propietarias, tecnología de nube, software de gestión de accesos y más plataformas de comunicación de las que puedan imaginar.
Como empresa tecnológica, quizá estuvimos mejor situados que muchas otras para adoptar estos cambios, pero eso no significa que no tuviéramos nuestras complicaciones. Este año se ha hablado de los mercados financieros (y los medios los han cubierto) mucho más que nunca; y el resultado ha sido un interés por invertir en acciones que ha ido creciendo cada trimestre. En eToro, el número de usuarios globales ha aumentado sin precedentes.
La «nueva normalidad»
Esta no fue nuestra primera experiencia de demanda excesiva, pues en pleno auge de las criptomonedas en 2017, el número de registros diarios se multiplicó por cien. Cualquiera que esté familiarizado con el mercado de las criptomonedas en aquel momento, sabrá que muchas plataformas tuvieron dificultades para lidiar con la entrada masiva de usuarios, y hubo un punto en el que casi fuimos los «últimos supervivientes», ¡y no sin un considerable esfuerzo! Las lecciones que aprendimos entonces han hecho que las alteraciones de este año sean menos importantes. En cualquier caso, para los equipos que desarrollaron procesos y protocolos sentados en la misma sala, resultó un ajuste drástico el tener que trabajar juntos desde lugares opuestos de la ciudad.
Lo mismo sucedió a la hora de socializar. Desde nuestras oficinas de Londres a las de Tel Aviv, somos un grupo al que le gusta divertirse y yo no quería confinamientos que pudieran impedirlo. De ninguna manera. Celebramos fiestas corporativas (hasta con un DJ), sesiones de yoga, concursos y cursos de formación. Enviamos paquetes de comida y ayuda a los empleados que teletrabajaban. Rediseñamos eficazmente todas las soluciones de las que dependíamos para mantener el funcionamiento de la empresa y la comunicación con nuestros empleados.
Y lo logramos. Gracias a la tecnología de nube, videoconferencias y las plataformas de gestión de proyectos que ya forman parte integral de nuestros días. Así estamos las empresas que nos encontramos a la vanguardia de una megatendencia. Ayudan a redefinir dónde y cómo encaja el empleo en nuestra vida diaria, y dirigen el mayor cambio en los patrones laborales desde la revolución industrial.
Este es el año en que se normaliza el teletrabajo, aunque estamos solo al principio. A medida que cambia el concepto de lo que significa estar empleado, y cómo trabajamos, también lo hará nuestra definición del empleo y nuestra actitud hacia las finanzas.
El auge del inversor minorista
Ya hemos asistido al comienzo de esta tendencia. Muchos de quienes comenzaron a participar en los mercados financieros durante el confinamiento continuaron gravitando hacia las empresas situadas en el centro de este cambio, nombres que hoy se escuchan a diario. Zoom era la décima acción más popular a nivel global en la plataforma eToro en octubre, y empresas como Salesforce y VMWare aparecen ahora en un puesto mucho más alto que antes. Cuando lanzamos el portafolio temático RemoteWork, compuesto por acciones de empresas relacionadas con el «teletrabajo», despertó un gran interés de los clientes.
Los inversores minoristas cada vez participan más en sus inversiones y asumen una mayor responsabilidad. Al hacerlo, apostamos efectivamente por el cambio, y le enseñamos a los mercados las tendencias en las que creemos y que apoyamos. Ahora mismo, eso no significa dedicar nueve horas al día, cinco días a la semana bajo iluminación artificial.
Twitter, Square y Nielsen están entre las empresas que ya han sugerido que adoptarán una política de teletrabajo permanente. American Express, Reuters y Airbnb también han ampliado sus políticas de teletrabajo, como también Google, que no volverá a tener empleados en sus oficinas hasta verano de 2021, aunque la firma ya ha anunciado planes para adoptar el teletrabajo después de esa fecha.
A dónde ellas vayan, otras las seguirán. Las empresas y las soluciones tecnológicas que hemos estado utilizando este año han llegado para quedarse, y se harán más importante a medida que el teletrabajo pase a ser una forma de vida para muchos de nosotros.
Sobre el autor: Yoni Assia es el cofundador y director ejecutivo de la plataforma de inversión en múltiples activos eToro, que emplea a 1000 personas y presume de más de 15 millones de usuarios registrados de más de 100 países. El portafolio Remote Work de eToro se lanzó en octubre y requiere una inversión mínima de $1,000.
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